Monday, November 25, 2013

Blues de los 90 - Dave Specter y Barkin' Bill Smith


Aparte de muchas (demasiadas) notas necrológicas, también hay cositas interesantes en el Blues de los 1990's. A punto de iniciarse la década, el amigo Dave Specter tomó la sabia decisión de aparcar su curro de segurata en el club B.L.U.E.S. y dedicarse, por ejemplo, a cooperar en el re-lanzamiento de un poderoso shouter casi, casi olvidado: Barkin' Bill Smith (1928-2000). Ronnie Earl Horvath (que cumplió los 60 este año, diez más que Specter) echó una mano también ahí. Una mano... llena de dedos, naturalmente. Bob Koester y Delmark hicieron el resto, es decir, "Bluebird Blues", la primera y una de las mejores colaboraciones discográficas de Specter, que posteriormente haría lo propio con otro espectacular vocalista (Jesse Fortune: ¡indispensable su "Fortune Tellin' Man"!), con el veterano guitarrista Floyd McDaniel, con el cantante Lenny Lynn, con un maestro del Hammond B3 como Brother Jack McDuff, con sus amigos Tad Robinson o Lynwood Slim y, last but not least, con el hombre que sigue ahí, al pie del cañón, fumándose las décadas como si fueran cigarrillos "Cool": el inconfundible Jimmy Johnson.
A Specter también le gusta el Jazz (¡toma, a quién no!), pero sólo hasta cierto punto y, al carajo las etiquetas, porque él se mueve a menudo precisamente en ese territorio donde la línea divisoria con los Blues es eso: puro humo. Y los aficionados en serio a la guitarra le siguen desde hace años. Pero así, de esta elegantísima forma, fue más o menos como empezó todo, allá por 1990. El espíritu de T-Bone planea de tal manera sobre ellos, que, bueno, en cualquier momento espera uno casi que aparezca cantando sus desventuras con la penúltima "old time used to be". Pero, no: es el vozarrón barítono de Barkin' Bill lo que tenemos aquí. Ah, y... ¡¡esas guitarras!!
http://www.youtube.com/watch?v=L_Nd5P4OBeA

Barkin' Bill y Specter en acción, en el Legends de Chicago(1990):

"Tell Me What's The Reason"
http://www.youtube.com/watch?v=L_Nd5P4OBeA

"Take A Little Walk With Me"
http://www.youtube.com/watch?v=YdMmFie5V8I

https://play.spotify.com/album/22CYuVBEGxQ15Bns49O3zT
-Jay Bee Rodríguez

Wednesday, March 20, 2013

¿Mantequilla o... margarina? Blues virtual y "desenchufes"

Buscando precisión en las fechas y los datos para un podcast, me he topado con esta crónica del periódico "Blues Express", fechada en septiembre de 1997, titulada "Keb' Mo' y el blues virtual". Aunque nunca nos gustó editorializar, digamos, formalmente (el único editorial como tal, aparecido en toda la trayectoria de Sólo Blues, se publicó en el nº1, verano de 1985, bajo el título de"Walkin'", y ahí dejamos la cosa en cuanto a declaraciones programáticas y manifiestos), sí es cierto que a veces aprovechamos cualquier ocasión para soltar el mitin a título individual e intrasferible. Ésta fue una de esas veces, con ocasión de la presentación en Madrid de Keb' Mo', el 22 julio de 1997 en el Cuartel de Conde Duque. Eran los años en que "la flatulenta voz del Gran Hermano" (la voz del márketing en los medios generalistas) parecía congraciarse en promocionar un estilo muy determinado de blues (e ignorar olímpicamente todo lo demás, claro), por una razón muy concreta también: el éxito millonario del "unplugged" de Eric Clapton, de las reediciones de Robert Johnson y, previamente, de artistas como Bonnie Raitt y hasta Tracey Chapman. Asunto doblemente flagrante si pensamos que en aquellos años, se encontraban perfectamente en activo (eso sí, desconocidos para el gran público) artistas como John Jackson, Larry Johnson o John Cephas.

Insisto que en ningún momento pretendemos cuestionar el gran nivel musical de ningún artista. No. Lo que nos parece de justicia es puntualizar la distorsión que ha producido y sigue produciendo en el público la visión, siempre sesgada y comercialmente interesada, por parte de los medios generalistas, de lo que debemos identificar como "el Blues". Una distorsión, insistimos, que ha tenido unas consecuencias muy claras: han pasado casi 50 años del "Blues boom" de los 60, pero para una inmensa mayoría del público, el Blues continúa siendo estrictamente eso: Eric Clapton, Gary Moore y Joe Bonamassa.

Me sorpendió releer esta crónica y comprobar hasta qué punto firmaría ahora mismo, más de 15 años después, todas y cada una de las puntualizaciones que ahí se hacen. Qué poquito ha cambiado la cosa...


Keb' Mo' y el blues virtual

Madrid, Johnny Walker Music Festival, 22 de Julio de 1997

         Distinguir la mantequilla de la margarina -que diría Roosevelt Sykes- constituye un gratificante desafío en estos globalizadores y enredados tiempos que nos han tocado en suerte. El péndulo descerebrado pero implacable del marketing, al amparo de los éxitos cosechados por Eric Clapton, Bonnie Raitt y otras Tracey Chapmans, lleva ya algún tiempo rentabilizando autenticidades y desenchufes de la más variada especie. No hay nada malo en ello, siempre y cuando, claro está, uno se procure diferentes referencias e ignore la flatulenta voz del Gran Hermano, aprendiendo a construirse un criterio propio basado en la experiencia y en el instinto. Un criterio propio o, lo que es lo mismo, herramientas de búsqueda. Como en la Red de redes, quien no aprenda a buscar, está condenado a perderse o, en el mejor de los casos, al aburrimiento.

La nueva hornada de afro-americanos acústicos que toma ahora carta de naturaleza en el mercado popular, debería arrebatar el papel de enlace o catalizador que, durante demasiado tiempo ya, vienen desempeñando los guitarristas blancos. Es lo justo. Lo que ya no lo es tanto es pretender adjudicarles el Santo Grial cuando todavía están velando las armas. Aún a pesar de su impecable disfraz de Robert Johnson, Keb' Mo' resulta ser uno de los más versátiles y creativos entre los jóvenes acústicos. No se mueve por el escenario como por el salón de su casa, pero tampoco le va a costar mucho tiempo llegar a hacerlo, porque es un tipo natural. Como en su día Taj Mahal (con quien, por cierto, comparte productor discográfico), Keb' Mo' sabe que el blues es "fusión" ya desde sus mismos orígenes, y aunque el Delta y el slide son importantes, no hay que hacerle ascos al órgano ni a la guitarra eléctrica, al reggae, al zydeco, al gospel ni a otros sonidos mucho más, digamos, radiofónicos (no tan radiofónicos como los de Robert Cray, por suerte). Sin embargo, ni las 150.000 copias vendidas de su primer disco, ni el Grammy del segundo ni, mucho menos aún, el beneplácito del Jackson Brownie de turno, deberían distorsionar nuestra perspectiva de las cosas. Las caras jóvenes interesan a la industria por razones promocionales obvias, pero en estos tiempos el mejor vino raramente se aloja en odres nuevos.
         Por cierto, el barniz de lo auténtico para el público blanco, a base de guitarras acústicas, no es un invento reciente ni mucho menos. Big Bill Broonzy fue el primer unplugged, hace ya la friolera de 45 años. Y Muddy Waters ("Folk Singer"), el segundo.

-Javier Rodríguez (Blues Express nº 6, sep. 1997)

Thursday, March 7, 2013

Guitarras de 7, 8 y 9 cuerdas

Ahora parece que se ha puesto de moda entre los guitarristas heavy el uso de guitarras de 7 u 8 cuerdas, aunque algunos "jazzeros" llevan ya tiempo con ello (bueno, casi parece que llevan un bajista "fantasma", algunos de ellos, de lo bien que suena). Me he acordado, claro, del más "metálico" de los bluesmen itinerantes, el gran Big Joe Williams, y su curtida Sovereign de 9 cuerdas (tuneada por él mismo, naturalmente). Barry Lee Pearson le hizo una descripción muy chula hace algún tiempo: 

"When I saw him playing at Mike Bloomfield's "blues night" at the Fickle Pickle, Williams was playing an electric nine-string guitar through a small ramshackle amp with a pie plate nailed to it and a beer can dangling against that. When he played, everything rattled but Big Joe himself. The total effect of this incredible apparatus produced the most buzzing, sizzling, African-sounding music I have ever heard".






Monday, March 26, 2012

Jimmy Johnson, predicando el blues como si no pasaran los años

Siempre que se habla de Jimmy Johnson (Holly Springs, Mississippi, 1928) parece inevitable comenzar refiriéndose a su familia: su hermano bajista junto a Magic Sam y, claro, Syl Johnson. Pues bien, dicho queda, pero, la verdad, la carrera de este último nunca me ha producido demasiado entusiasmo y, encima, resulta que la única grabación un tanto fallida en toda la carrera de Jimmy -y no por su culpa- es precisamente la colaboración con su hermano Syl, donde dos Johnsons definitivamente no son mejor que uno. Es Jimmy Johnson quien nos interesa aquí, porque es uno de los escasos supervivientes en activo de la última gran generación del blues (la de Otis, Buddy, Freddie, Luther, Fenton, Magic Sam, etc. etc.), porque es un cantante y guitarrista original y consistente como pocos, que suena siempre sincero y dedicado a lo que mejor sabe hacer, que jamás de los jamases se nos saldrá por las peteneras del pop (como ese presunto portador de la antorcha y demás que se llama Robert Cray) ni por la complacencia rockero-sesentera (Buddy, claro), y menos ya a estas alturas del partido. Aún díría más, sobre consistencia y fidelidad a las esencias, sólo se me ocurre otro nombre que se le pueda equiparar en cuanto a esa rarísima avis hoy día de tener un estilo propio tocando blues: su paisano Magic Slim. Jimmy, como Magic Slim, a lo mejor no es una leyenda -qué gilipollez, eso de las leyendas- pero está claro que debería ser tesoro nacional si hubiera justicia en el mundo. Como tántos otros no-profetas en su tierra, tuvo que venir a Europa a buscarse las lentejas discográficas, claro.

https://www.youtube.com/watch?v=_IJuOS2s7y4
El country preacher, con su apasionado canto en el registro agudo (el gospel, es lo que tiene, ya lo dejó bien claro el mejor vocalista de esa misma generación, Sam Cooke: hace parecer sencillo lo que para un blanco, y para muchos negros también, es sencillamente imposible), con ese peculiar estilo guitarrístico, tan cariñoso con los acordes menores a tempo medio y con esos bendings tan finamente pulidos, puede hacer suyos los standards como el mejor -temas de Albert King, Otis Rush, Little Milton, pero también de Hooker, Elmore o Wolf, si se tercia- pero su material propio brilla a la misma altura. Ahí está esa maravilla llamada North/South, todo temas propios, o su participación en la serie blanca de Alligator, entre lo mejorcito que se grabó en Chicago en los años setenta.

Como tántos otros excepcionales bluesmen de su generación curtidos a base de bien en los clubs de Chicago (Fenton Robinson, Andrew Brown, Buster Benton, Mighty Joe Young... habrá que hablar con calma de algunos de ellos, sin duda, en próximas entregas), la discografía de Jimmy Johnson es breve, demasiado breve. A las razones habituales y comunes a casi todos los demás -este tipo de música no resulta promocionable ni por tanto comercial en América- hay que añadir otras de índole personal, como el accidente que le mantuvo apartado de la escena casi seis años, y también el hecho de que comenzó a ir por libre bastante tarde, casi con 50 años cumplidos.


Así, con excepción de un par de temas en un reciente cd-dvd a nombre de Dave Specter y el descatalogado 'Brothers Live', no hay prácticamente grabaciones oficiales en vivo, y las pocas oficiosas que han visto la luz pertenecen a los años en que aún trabajaba fundamentalmente como guitarrista rítmico. Otro craso error, pues, aunque Johnson no es un intérprete cuyas ejecuciones en directo difieran sustancialmente de lo que hace en el estudio de grabación, en cuanto a repertorio o arreglos, quienes le han visto en concierto saben que ese peculiar estilo de guitarra y ese sermón bluesero que declama con el fervor de un predicador sureño pueden llegar a unas cotas de intensidad sencillamente incomparables en determinados momentos cara al público, máxime cuando durante muchos años, hasta el fatal accidente de carretera en 1988, trabajó siempre con su propio grupo y fue puliendo su sonido hasta el nivel que puede comprobarse en Bar Room Preacher, por ejemplo, otro de esos discos sin fisuras, que como los buenos vinos, no hace sino ganar con el paso de los años.


Y menos mal que nos queda Portugal, como diría el otro, porque sus grabaciones francesas para el sello Ruf a finales de la pasada década -en la primera, junto a Luther Allison- también son magníficas. El predicador no parece haber perdido ni un ápice de su fervor, de su elegancia expresiva y poder de convicción, as the years go passing by. De hecho, suena ahora mismo mejor que nunca: vean esos clips recientísimos junto a Dave Specter al final de estas líneas. Como en el caso de Magic Slim -éste sí, abundantemente grabado-, Jimmy Johnson es uno de esos valores seguros, cuyos discos puedes adquirir a ciegas o a sordas, porque jamás te va a defraudar. Puede venir fabricado en Paris o en Chicago, puede ser de hace casi 40 años o grabado hace sólo unos meses, pero no lo dudes: si lleva el nombre de Jimmy Johnson en la portada, malo no va a ser.

-Jay Bee Rodríguez


DISCOGRAFÍA

- Ma Bea's Rock (Live, 1975. Storyville Records)
- Pepper's Hangout (1977. Delmark, 2000)
- Jimmy Johnson & Luther Johnson (MCM Records, 1977) 4 temas
- Living Chicago Blues Vol. 1 (Alligator Records, 1978) 4 temas
- Tobacco Road (MCM, 1978)
- Johnson's Whacks (Delmark Records, 1979)
- North/South (Delmark, 1982)
- Bar Room Preacher (Alligator Records, 1983)
- I'm a Jockey (Verve Records, 1994)
- Every Road Ends Somewhere (Ruf Records, 1999)
- Living The Life (Ruf Records, 2000)
- Featuring John Watkins (Black & Blue Records, 2000)
- Two Johnsons are Better than One (with Syl Johnson) (2002)
- Brothers Live, con Chicago Dave (Brambus Records, 2004)
- Dave Specter, Live In Chicago (Brambus Records, 2007) 2 temas


You Tube: Jimmy Johnson in Germany - Rainbow
You Tube: 'Jockey' and 'In The Midnight Hour'
Jimmy Johnson con John Watkins: Heap See (1987)
http://www.youtube.com/watch?v=aFZ5Wm1Yz8A

Con Dave Specter: You Don't Know What Love Is (2007)
http://www.youtube.com/watch?v=k_fe-REkVpk

Jimmy Johnson en Holanda (2016)
 https://www.youtube.com/watch?v=_IJuOS2s7y4


Tuesday, April 12, 2011

Blind Lemon y otros maestros en sonido "prístino"

Joé, qué pereza, eso de actualizar la actualidad, para quienes acostumbramos a levantarnos escuchando musiquilla de los años 20 y... nos dormimos a menudo con discos de los 50 (como mucho). Es que no nos engañemos: la presunta actualidad del Blues continúa, pues como hace diez o quince años, pero peor, o sea llena de blancos y/o notas necrológicas (y ahora mismo, todavía más peor: con centenarios legendarios, incluso). Lord, have mercy!

Bueno, en el terreno de las reediciones es donde podemos atrincherarnos todavía los integristas con alguna esperanza. Aquí sigue la fiesta, por así decirlo, mejor que nunca, proliferando las cajitas integrales y los cofres del tesoro por cuenta de sellos como JSP (Paramount, Blind WillieMcTell, Big Bill Broonzy, Lonnie Johnson, etc), Frog (Bessie Smith "por John RT Davis"), Retrieval (Charlie Patton, gospel de pre-guerra), y otros menos acreditados pero también interesantes, como Proper (sin el míster) o Snapper (integrales de Blind Lemon Jefferson y Little Hat Jones, entre otros). Lo primero que pensará cualquiera que, como un servidor, lleve ya sus añitos comprando blues, está claro: "Pero bueno, ¡que todo esto ya lo tengo, caramba!". Vale, pero con que vayas y escuches alguna cosilla concreta (el segundo volúmen de Bessie en JSP, por ejemplo, que es la leche) me temo que no vas a tardar en dejarte convencer y empezar a "completar" aún más si cabe tu colección con nuevos remasterizados.

[ Algo así es lo que le falta a las ediciones Pristine para ser impecables:
una portada (y unas notas) como las de los viejos LPs Yazoo ]

Porque de eso de trata casi siempre (exceptuando esos puntuales hallazgos de Blind Blake o Son House): de limpiar, fijar y sacarle brillo al audio, ni más ni menos. Debo decir que, en algunos, más que unos cuantos casos, los resultados valen la pena (al fin y al cabo, la tecnología está avanzando para eso, para usarla, y estos ingenieros de sonido han tenido que pencar con cinco o seis años de criminales estudios para algo). Así las cosas, parece por fin llegado el momento en que la penosa "freiduría de bacon" de los discos Paramount y similares empiece a dejarnos vivir y a distrutar de la música, no de una ruidera escacharrante con musiquilla muy buena de fondo. El eterno dilema de reducción de ruido vs. reducción de música creo que se va resolviendo, en algunos casos, muy favorablemente. "Progreso sostenible", como dicen los ecologetas y calentólogos.


Un buen ejemplo es lo que ha hecho el señor Andrew Rose, de Pristine Audio, con los discos del viejo Blind Lemon, donde su voz ya no destroza altavoces en los picos altos, sino que se escucha a las mil maravillas, y su guitarra suena como una guitarra acústica incomparable, no como un plink-plank ratonero. Ya me he agenciado, en flac (curioso neo-palabro para música tan vetusta) los correspondientes a Lemon, Blind Blake y alguno más. Admirable, aunque menos espectacular por otros motivos, ha resultado su trabajo con las grabaciones de Tampa Red (selección de temas muy mejorable) o Blind Willie McTell (ya disponíamos de otras colecciones con muy buen sonido). No me voy a deshacer, lógicamente, de mis LPs y CDs Yazoo y Columbia así como así, pero lo que sí estoy haciendo es "freir" mis propios recopilatorios en CD, dando prioridad en muchos casos a las versiones de Pristine Audio, que sólo necesitarían un R.Crumb o un Robert Armstrong ilustrando las portadas para ser casi inmejorables. Les sugiero que se pasen por la página de Pristine

http://www.pristineclassical.com/LargeWorks/Jazz/Jazz-Blues.html

y le den una mínima oportunidad al trabajo de Mr Rose escuchando los samples de Mississippi John Hurt, Skip James (ojo con éste: algunos temas suenan igual o mejor que en Yazoo, pero en otros se detectan de fondo los "artefactos digitales" propios de una excesiva noise reduction) o sí, incluso Robert Johnson, para formarse su propia opinión al respecto. Trabajo, por cierto, que ha sido más bien vilipendiado últimamente por coleccionistas de 78s en algún que otro importante foro de blues, opiniones que respeto pero no puedo compartir (no tengo gramófono ni intenciones de comprarme uno próximamente). Así que nada, si quieren ponerse en el despertador, en el móvil o en el mp4 a Blind Lemon o Blind Blake, digamos, casi en igualdad de condiciones que, por ejemplo, los Hot Five de Armstrong o la orquesta de Basie de los años 30, ya saben. A ver si hay suerte y Mr Rose decide emprenderla en un futuro próximo, no sé, con Ma Rainey, pongo por caso. No estaría mal ver lo que puede sacar de esa tortura auditiva, esa freiduría de gallinejas con maravillosa música de fondo marca Paramount también.

-Jay Bee Rodríguez

Tuesday, March 22, 2011

Pinetop Perkins, casi un siglo de "walking bass"

Con la marcha de Joe Willie "Pinetop" Perkins (1913-2011), el piano de blues ha quedado huérfano de uno de los últimos genuinos maestros de post-guerra. Pinetop, que comenzó como Muddy (dos años menor que él) en los cotton fields de Clarksdale; que tuvo por compañeros a Robert Nighthawk y Sonny Boy Williamson; que enseñó a tocar a Ike Turner; que enriqueció con su toque los últimos grandes discos del Jefe, y continúo dándole al mejor boogie en la Legendary Blues Band y en solitario durante más de dos décadas...

Recordémosle en acción, en un enérgico "Kansas City" junto a la última gran banda de Muddy (Varsovia, 1976). "...with my Kansas City woman, and a bottle of that cherry wine":



Y por cierto, qué curioso, a lo mejor está cambiando un poquillo la perspectiva desde aquellos "corregidos" tiempos, los 90, en que obligaron a Robert Johnson a "dejar de fumar". Esto dice hoy el New York Times sobre Pinetop Perkins:

"His longevity as a performer was remarkable — all the more so considering his fondness for cigarettes and alcohol; by his own account he began smoking at age 9 and didn’t quit drinking until he was 82. Few people working in any popular art form have been as prolific in the ninth and tenth decades of their lives."

-Jay Bee Rodríguez

Pinetop Perkins, segundo por la izq., en el show radiófonico de Sonny Boy
Williamson "King Biscuit Time", en la KFFA de Helena, Arkansas.



Pinetop acompañando a John Lee Hooker, con Big Walter y otros miembros
de la banda de Muddy, en la película "The Blues Brothers"
.




Wednesday, March 16, 2011

Big Jack Johnson, blues de verdad

"They call me The Big Oil Man, baby, and I ain't hard to find."

Poco, muy poco blues grasiento, blues de verdad, va quedando ya en la escena contemporánea, cuando nos acaba de abandonar uno de sus más cualificados representantes: Big Jack Johnson (Lambert, MS, 1940 - Clarksdale, MS, 2011). Su discografía, donde hay amplio espacio para satisfacer la nostalgia del blues lover más selectivo (esas contundentes lecturas de los clásicos del Delta) y también composiciones propias comprometidas con problemas sociales de absoluta vigencia, no anda escasa de álbumes magníficos, como el primero para Earwig The Oil Man, o Rockin' The Juke Joint Down, junto a los Jelly Roll Kings. Veamos con algún detenimiento dos de ellos.

De izq. a dcha., Big Jack Johnson, Sam Carr y Frank Frost
en 1978 (Earwig Records).



We Got To Stop This Killin' (MC Records) 1996

01. We Got To Stop This Killin' 4:28 02. Hummin' Blues 5:38 03. Breakdown Blues 4:44 04. It's The Fourth Of July 2:56 05. Lonesome Road 7:02 06. No Good Cow 4:58 07. Cracklin' Bread 3:38 08. Sweet Home Mississippi 5:27 09. Black Rooster 7:56 10. Big Foot Woman 3:36

Big Jack Johnson & The Oilers: Big Jack Johnson (vocals, guitar); Rodger Montgomery (guitar, background vocals); Maury "Hooter" Saslaff (bass) Chet Woodward (drums).


Aunque no faltan admirables ejemplos de grabaciones con guitarra acústica en cualquier etapa histórica, la amplificación y un acompañamiento mínimo pero potente parecen ingredientes naturales en el Delta Blues más intenso y fiel a los hechos. Ahí están, con más de medio siglo de antigüedad, y tan vivas como el primer día, las primeras grabaciones de Hooker o Wolf, pero esto es algo que puede hacerse extensivo también a Fred McDowell e incluso a Big Joe Williams, cuya violencia instrumental tiene bien poco que ver, como sabemos, con la delicadeza que se espera de una guitarra acústica. En el corazón mismo del formidable tronco del Mississippi Delta Blues, a medio camino entre el Howlin' Wolf de Memphis y el primer Albert King, pero con un estilo que le pertenece por completo, surge Big Jack Johnson, probablemente el más recio y competente representante contemporáneo del estilo.

Johnson, que trabajó los juke joints junto a Frank Frost y Sam Carr, y se estrenó con dos explosivos álbumes para el sello Earwig en los años 80, aparece aquí con nueva banda (cuarteto), nueva compañía discográfica y una producción que, verdaderamente y en todos los aspectos, le hace justicia. Hay densos efluvios de Elmore James (Hummin' Blues), Tommy Johnson (Lonesome Road) e incluso country pedestre (Breakdown Blues), pero todo lleva el aceitoso, inconfundible sello de Big Jack Johnson. Un bluesman integral que debería haber recopilado todos y cada uno de los premios en el apartado Traditional si hubiera alguna justicia en el mundo.

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All The Way Back (MC Records) 1997

01. I Wanna Know 02. Crack Headed Woman 03. Lonely Man 04. Miss Magalee Hall 05. Can't Stop Me 06. I Can't Get No Lovin' 07. All Messed Up 08. Black Dog 09. Shake Your Bootie 10. I'm Your Oilman

Big Jack Johnson & The Oilers:
Big Jack Johnson (vocals, background vocals). Chris Dean (guitar, background vocals). Maury "Hooter" Saslaff (bass). Chet Woodward (drums). Little Anthony Geraci (piano, organ). Bob Rushford (harmonica).


Aquellos aficionados que, por ejemplo, a la vista del cariz que tomó ya hace años la carrera discográfica de Buddy Guy, echen de menos los tiempos de A Man And The Blues, disfrutarán con este disco. Como se comprueba al escuchar el soberbio lento Lonely Man, aún quedaban músicos hasta muy recientemente capaces de recuperar la magia de Buddy con Otis Spann, y no sólo éso, sino también de hacerlo con estilo y repertorio propio, con un sentido de la dinámica digno de Albert King y, además, con un acento campesino que Buddy no tuvo nunca. La responsabilidad del evento corresponde a Big Jack Johnson & the Oilers, una de las más convincentes actualizaciones contemporáneas (en la música y en los textos también) del blues del Delta amplificado.

Con respecto a su anterior CD, We Got To Stop This Killin', Big Jack y sus productores introducen en esta ocasión algunas novedades que, a la vista del resultado, se revelan muy acertadas. No hay versiones (como su paisano Smokey Wilson, las hacía muy bien, pero no le resultaban indispensables); ha cambiado el guitarrísta rítmico e invitado a un elemento nuevo: el pianista Anthony Geraci, que hace un trabajo excepcional. Tenemos blues de un acorde, lentos al estilo Albert King, shuffles a lo Dust My Broom y otras dos o tres variantes más. Pero la versatilidad va pareja con la intensidad de la música. Así, en I Can't Get No Lovin', que interpreta en solitario, se escucha perfectamente la respiración de Big Jack detrás de la guitarra; en el resto de las piezas, es la banda la que también respira, y transpira conocimiento, matices y expresión.

-Jay Bee Rodríguez