Big Maceo : Bluebird Recordings 1941-1942 (RCA)
01. Worried Life Blues
02. Ramblin' Mind Blues
03. County Jail Blues
04. Can't You Read
05. So Long Baby
06. Texas Blues
07. Tuff Luck Blues
08. I Got The Blues
09. It's All Up To You
10. Bye Bye, Baby
11. Why Should I Hang Around
12. Poor Kelly Blues
13. Some Sweet Day
14. Anytime For You
15. My Last Go Round
16. Since You Been Gone
Big Maceo : Victor/Bluebird Recordings 1945-1947
01. Kid Man Blues
02. I'm So Worried
03. Things Have Changed
04. My Own Troubles
05. Maceo's 32-20
06. Come On Home
07. Texas Stomp
08. Detroit Stomp
09. Winter Time Blues
10. Won't Be A Fool No More
11. Big Road Blues
12. Chicago Breakdown
13. Broke And Hungry Blues
14. If You Ever Change Your Ways
15. It's All Over For Now
16. I Lost My Woman
¿Es Navidad? No, no es Navidad. Pero, vamos, yo ya estoy zampando turrón del blando, como si lo fuera. Nada, es uno de esos días felices que te tocan al timbre, la amable repartidora de correspondencia (sí, hace años que ya casi todas son "carteras"), y tachán, un paquete. Y lo que me trae no es otra factura de la Relaxing Shit, no esta vez. Es un paquete americano del Norte que llega antes de tiempo, y encima "vivo y bien". Dos discos dos.
El Evangelio del Piano de Blues de Chicago. Marca Pájaro Azul y cosecha de 1941 a 1947. El "profeta" (no professor, no: profeta) es, claro, Big Maceo Merriweather, que no llegó desgraciadamente a cumplir los 50 años (1905-1953), pero vaya si los aprovecho bien musicalmente. Maceo con el amigo y sin embargo amigo, y también maestro en lo suyo, Tampa Red. Y dirán ustedes: "Buah, ¿y qué tiene de especial, esto? ¡Ya tengo el "Worried Life" en otros tropecientos cuarenta y nueve discos varios!". Bueno, pues tiene de especial que ésta es la edición digital fetén, patanegra, insuperable (y sin embargo "oficial", además) de esa colección de perlas cultivadas con las que luego "se hicieron hombres" gentes como Otis Spann o Little Johnnie Jones. Sólo que ellos aprendieron el evangelio directamente del profeta Merriweather y, claro, así pasó lo que pasó, que fundaron sus propias iglesias y se llevaron de calle a toda la parroquia de (y fuera de) Chicago.
Sí, esto lo sacó (no todo, pero sí una buen parte) Arhoolie/Blues Classics en los 80 en dos impecables álbumes. Los tengo por ahí, más muertos que vivos de puro mayores que están ya. Document, creo que también hizo lo propio después, en CD, porque es que Document lo saca todo, todo y todo, como la ninia del anuncio. Pero a mí, aunque admiro el tesón y el espíritu de mula totalmente de ese sello austríaco, la forma en que Document o JSP "hacen lo propio" no me basta para algunas concretas maravillas de la Naturaleza como ésta. Quiero portadas guapas, como es la música, que no puede serlo más; quiero libretos que pesen, no una hojita blanca doblada que se transparenta casi, con letra pulga, y quiero el mejor sonido disponible.
Todo esto parece que casi sólo pueden hacerlo (cuando les da por ahí, por razones que siempre se me escaparán) las majors, las majorettes ésas. Ahí está -sí, todavía- la serie Blues'n'Roots de Sony o los otros pajaritos azules RCA que echaron a volar a partir de los años 90 también: Sonny Boy I con Big Joe Williams, Leadbelly con el Golden Gate Quartet, Lonnie Johnson, Yancey-Ammons-Lewis, Tampa Red, esa antología guapa-guapísima de Alberta Hunter/Bessie Tucker/Ida Mae Mack, etc. Entre las joyas Root'n'Blues más recientes, Sony se ha puesto las pilas con Leroy Carr, Lucille Bogan y los Mississippi Sheiks, entre otros. Para todos éstos digo exactamente lo mismo que para la doble maravilla de Maceo: ¡hay que buscarlos por tierra, mar y aire si es preciso, pero hay que tenerlos!
Pues sí, el sonido es la bomba, por cierto. Escucho (una vez más) "County Jail Blues" y la voz de Maceo sale como si estuviera cantando aquí enfrente. Dudo mucho, pero muchísimo, que haya un blues más condenadamente HERMOSO en todo el catálogo Bluebird: qué pedazo de melodía y cómo, cómo la entona el señor Merriweather. "Kind Man Blues", que abre el disco 2: otra maravilla, y también audio excepcional. Y escucho esas versiones arrebatadoras, definitivas de "Big Road Blues" y "32-20", y no puedo evitar pensar: "pero bueno, ¿que Tommy ni qué Robert? ¡Big Maceo!".
Y entonces te fijas, cómo no hacerlo, en el piano. Los "stomps" de Texas y Detroit, que te imaginas ese piano levitando media pulgada del suelo con tamaño juego de bajos. Y, claro, "Chicago Breakdown". En fin. Si hubiera nacido diez años antes, Maceo pudo perfectamente haber sido un pianista pegado a un sólo tema, para bien o para mal, como le pasó a Pinetop Smith con su boogie. Pero no, por suerte, nos dejó un fantástico legado discográfico (en compañía de ese finísimo bottleneck de Tampa Red, y no hemos hablado de él porque ¡hay que escucharlo!) y para mayor suerte aún, resulta que se ha reeditado, por una vez, como Dios manda, haciendo justicia al inigualable maestro de maestros.
¿Feliz Navidad? ¡Ya lo creo!
-Jay Bee Rodríguez
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